domingo, 10 de mayo de 2015

Nuestro encuentro con Tomoko


El día comenzó tempranito como siempre. Fuimos a recorrer las callecitas de Shizuoka y llegamos al parque Sampu, donde pudimos ver unas torres de vigilancia antiguas rodeadas de dos fosas que recorrían todo el perímetro, delimitando el área del castillo Sampu, que hoy ya no existe. Seguimos recorriendo el barrio hasta el Sengen-Jinja, un santuario sintoísta donde visitamos varios templos con hermosos detalles en sus muros, puertas y techos, todo esto ubicado en la ladera de un cerro, por lo que la mezcla entre naturaleza y templos era perfecta.

Después de relajarnos un rato perdidos en la paz del templo, caminamos hacia uno de nuestros locales favoritos, un Book Off, que es algo así como una mega tienda de CDs, DVDs y mangas (comic japonés pal que no sabe) que en su mayoría son usados, por lo que los venden a precios increíbles y están realmente impecables. Ademas, a veces la tienda tiene Hard Off que es la parte mas electrónica, donde Pato se queda horas pegado viendo juegos y consolas mientras yo busco libritos de Ghibli, Sailor Moon o cualquier mono japo que me lleve a mi infancia.

Después de unas dos horas adentro del local (podríamos quedarnos mucho mas rato, es demasiado entretenido) fuimos a tomar el bus que nos llevaría al Santuario Toshogu, que estaba arriba de una montaña, por lo que tuvimos que subir hasta la cima en bus y luego tomar unos carritos tipo teleférico para llegar al templo, que en realidad es un gran mausoleo con la tumba de un famoso líder, el "shogun" Tokugawa Leyasu, quien trajo la paz y unidad a Japón después de varias décadas de guerra civil. Generalmente al lado de los santuarios o templos hay museos, y en esta ocasión pudimos ver indumentaria típica de los samurai, como elementos de guerra, armaduras y cascos demasiado bakanes.

Al terminar, bajamos como 1000 escalones para tomar el bus, y aquí se pone divertida la cosa: estábamos esperando cuando de repente una japonesita que parecía de 15 años se bajo de un auto a decirnos con un nulo ingles que nos fuéramos "tugeder" "tugeder" a la estación de Shizuoka y como somos chilenos desconfiados y no entendíamos nada, nos costo un mundo aceptar su invitación, pero terminamos subiendonos en su mini auto, con susto de perder una cornea o un hígado. Resulta que Tomoko (así se llamaba) nos había visto en el templo donde ella trabajaba y cuando nos vio esperando el bus con cara de perdidos, nos recogió y ofreció llevarnos a la estación. Casi morimos de la ternura cuando empezamos a entenderlo todo!!!! Y lo mas tierno, es que mientras manejaba escribía en su celu lo que nos quería decir y con un traductor nos mostraba las frases en ingles...demasiado adorableeeee!!!!! En verdad la amamos, era demasiado amorosa, y entre traductor y traductor pudimos al menos contarle que veníamos de Chile y decirle que había sido muy amable con nosotros. Y lo mejor de todo es que al final, le entregamos una moneda de 100 pesos chilenos que ella al principio se negó a aceptar porque pensaba que le estábamos pagando, pero después entendió que era un gift, o en su idioma, un "giftooo", y al despedirnos nos pidió una foto!!!! Así que ahí figurábamos posando para una selfie con Tomoko que después también sacamos nosotros con ella, para llevarnos un recuerdo de la japonesita mas adorable del mundo mundial!!

Al final del día seguimos paseando, Pato jugo Street Fighter en un local de arcade de la mítica marca Sega, y finalmente terminamos comiendo pizza y tomando unas chelitas en un bar con onda italiana donde nos reímos un montón con dos minas que hablaban como locas y mientras una escuchaba a la otra hacia un ruido demasiado chistoso, como el "aja" nuestro pero el de ella era como mmmmmm mmmmmm todo el rato, muy en onda vacuno.

Mañana se viene nuestro viaje al segundo Buda gigante de Japon, en Gifu. Sayonara!


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