domingo, 3 de mayo de 2015

Japón!!!!


Generalmente uno se imagina los viajes a países exóticos casi tan exóticos como son, pero la verdad es que cualquier idea de Tokyo se queda chica frente a la realidad.

Pero antes de entrar al ítem Tokyo, es imposible dejar pasar nuestro breve paso por Qatar sin dedicarle unas pequeñas palabras al enorme aeropuerto de Doha. Sus gigantescas instalaciones se asemejan mas a un lujoso mall que a un aeropuerto: hay un montón de tiendas de ropa carísima, salas para dormir mientras esperas tu vuelo, varios espacios con juegos infantiles, oratorios, esculturas gigantes, salas para ver televisión, restaurantes lujosos, hostelería y quizá cuanta cosa mas, porque en el rato que estuvimos no alcanzamos a recorrer todo, aunque en el ranking de aeropuertos bakanes, este seguro esta en el primer primerísimo lugar.

Como punto aparte, hay que decir que volamos desde Paris a Qatar en el súper mega avión Airbus 380, con doble turbina, dos pisos de asientos y un servicio filete a bordo, todo por la módica suma de 400 lukas aprox, lo que en serio, es muy módico para tanto lujo y comodidad.

El viaje Qatar-Tokyo duro cerca de 10 horas, en las que vimos chorromil películas y comimos como siete veces hasta que tipin seis de la tarde hora local llegamos a nuestro destino final: Japón!!!!

El aeropuerto de Narita no era tan caótico como lo pintaron, el chequeo para entrar al país estuvo perfecto y desde un principio se noto la amabilidad de los japoneses, quienes incluso con poquito vocabulario en inglish estuvieron dispuestos a ayudarnos en todo. El único tema complejo fue entender el metro con sus 27486252775 lineas y 4865625 direcciones, pero finalmente cerca de las 21:00 llegamos por fin a nuestro hotel, el Toyoko Inn en la estación de metro Tawaramachi.

El hotel tiene dos estrellas, lo que en Chile vendrían siendo como cuatro. Nuestra habitación es exquisita, pequeña pero cumplidora. Tiene frigobar, wifi gratis, hervidor para tomar cafecito, tele en idioma exótico, aire acondicionado, y lo mejor de todo, el baño que tiene un water con opciones para lavarte el trasero después de hacer lo que todos hacemos en el baño.... una locura!!! después de reírnos un montón con las opciones de lavado, terminamos el día emocionados y sin poder dormir, esperando que pronto amaneciera para conocer por fin las callecitas y barrios de Tokyo.

Y así fue como a las 7:30 figurábamos despiertos, aun medio cansados después del viaje pero con unas ganas infinitas por salir a conocer. Partimos directo al edificio de información turística, que esta a unas 12 cuadras del hotel, donde pudimos resolver varias dudas antes de empezar con nuestro tour.

Cruzamos, y frente al edificio esta Takeshita Dori, una callecita mega turística con mil tiendas de souvenirs y comida, que termina en el templo de Asakusa, dedicado a la diosa Kannon. No se imaginan lo felices que estábamos metidos ahí, en el corazón de la cultura japo, contemplando cada cosa que pasaba a nuestro alrededor. Fue sentir que por fin lo habíamos logrado, ESTABAMOS EN JAPON, AL OTRO LADO DEL MUNDO!!!!

Tras recorrer el lugar con ganas de comprarlo todo, nos fuimos al parque Ueno, donde vimos varios templos, una laguna, muuucho verde y muucha gente, porque como era domingo estaba llenísimo y acá en japonilandia se estila ocupar a full los espacios públicos que, como todo en esta ciudad, están perfectamente cuidados. Y como ya eran cerca de las 14:00 y teníamos semi hambre, se nos ocurrió comprar un tentempié en una de las tantas mini cocinerias que hay en todos los lugares turísticos. Yo, mañosa y occidental me compre una porción de papas fritas, y Pato, que ya no daba mas de la emoción de estar en su país favorito, quiso probar la comida local y compro unas bolitas de masa rellenas con pulpo que a mis ojos eran realmente wacalas pero que según el, estaban de lo mas bien.

Después de eso partimos a Akihabara, la meca de los ñoños, el paraíso terrenal de Pato, donde están todas las tiendas de juegos de video, consolas, anime y cuanta cosa rara se les ocurra.Yo se que en ese momento, cuando recorría como loco las tiendas de juegos, Pato quería llorar de emoción, pero se controlo para no perder ni un segundo en secarse las lagrimas y seguir viendo la chorrera de juegos y cosas raras que tiene pensado llevarse a casa. Realmente, el éxtasis máximo de un ñoño.

Tras mil quinientas horas viendo juegos de video, pasamos por un Mc Caca a comer una cosita antes de seguir el recorrido hacia el destino final del día: la torre de Tokyo. Como ya somos expertos en el metro (mentira, yo no cacho na pero Pato ya lo domina) hicimos casi todos los recorridos en metro y cuando no cachamos algo aplicamos el lenguaje universal de señas tipo tarzan, que siempre da buenos resultados. Fue así como llegamos a la torre de Tokyo, que es la mini copia de la torre Eiffel, subimos hasta la mitad y vimos la panorámica de la ciudad, pero estábamos tan cansados que no nos dio para subir mas y nos devolvimos al hotel arrastrando las patas pero felices por un primer día que supero todas nuestras expectativas. Sin duda, Tokyo es un destino fascinante y lo mejor de todo, es que aun quedan muuuchos días para seguir conociendo la loca vida al otro lado del mundo.




















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