domingo, 10 de mayo de 2015

Japo tradicional parte 2


Takayama era mucho mas de lo que esperábamos. El pueblo es precioso, esta rodeado de vegetación, montañas, mucho verde y casitas mas tradicionales, sobre todo en las callecitas que están rodeando el río Setogawa, donde se concentra el comercio local que va desde loza, telas, adornos y monos japos hasta sake y comidas con caritas y colores, demasiado exótico todo!!!! Y lo principal, la venta de Sarubobo, que significa "mono bebe" y que viene siendo como la mascota oficial de la zona. Lo divertido es que encuentras Sarubobos en todos los colores, tamaños y formas, en distintos accesorios, elementos de aseo, de cuidado personal, loza, peluches, cartas, papelería, dulces, telas y cuanta cosa se les ocurra, algo que es demasiado típico japonés, y que tiene que ver con lo buenos coleccionistas que son.

El día empezó con una pequeña lluvia que, por suerte, no se extendió mas allá de las 12:00. En la mañana aprovechamos el tiempo que teníamos para desayunar y recorrer el Morning Market de Takayama, donde te venden de todo a precios un poco mas elevados que en otros lados, porque es una zona muy turística y le sacan el jugo a los rubios visitantes.

A eso de las 13:00 tomamos el tour a uno de los lugares mas interesantes de nuestro recorrido: Shirakawago, una zona muy turística donde existe una pequeña villa de casitas tradicionales japonesas metidas entremedio de la naturaleza. Un paisaje realmente hermoso y único. El viaje estuvo increíble, disfrutamos cada detalle, pudimos ver la aldea desde el mirador y luego recorrer las callecitas del pueblito e incluso entrar en una de las casitas Gassho, que reciben su nombre por la forma que tienen, tal como el gesto que hacen los japos y muchas religiones al rezar (juntando las palmas).

El recorrido duro cerca de una hora y media y es absolutamente recomendable, pero bastante caro. De hecho, es el tour mas caro que hemos tomado (cerca de 20 mil pesos chilenos) pero valió completamente la pena.

Al volver, seguimos recorriendo Takayama pero como eran cerca de las 18:00 nos encontramos con casi todos los locales cerrados por lo que decidimos buscar un lugar donde comer, el que también salió carísimo, pero estaba muuy rico para terminar el día de excursión.

Al llegar al hotel, nos pegamos un infaltable baño de tina a mil grados, para quedar flopis para ir a la camita, que a todo esto es demasiado cómoda, aun cuando está prácticamente sobre el suelo. Estos locos japos si que saben.




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