jueves, 14 de mayo de 2015

Nara!!


Empezamos el día con el viaje mas largo de todo nuestro itinerario en tren. Teníamos que hacer tres transbordos, volver a pasar por los hermosos paisajes que rodeaban Takayama y tomar rumbo a Kyoto, para después desviarnos hacia Nara, una ciudad que se destaca por sus hermosos templos, el tercer Buda gigante de Japón y sus parques llenos de ciervos que pasean libres entre los turistas.

A penas llegamos nos dirigimos hacia nuestro hotel, que si bien no era un Ryokan tenia acondicionadas las piezas como tal, por lo que volvimos a vivir la experiencia de sacarnos los zapatos al entrar y de dormir en una camita al nivel del suelo. Lo mejor de todo, es que el hotel arrendaba bicicletas muy baratas por el día (como $2500) por lo que sumamos una nueva experiencia al viaje: recorrer la ciudad en bici.

La verdad es que la opción de las bicicletas era perfecta para una ciudad como Nara, donde podías recorrer la mayoría de los atractivos turísticos de un lado a otro, sin que fueran distancias tan excesivas. Sin duda una super buena manera de conocer los rincones y callecitas del lugar.

Lo primero que hicimos con nuestras super bicicletas fue perdernos tratando de buscar dos templos que cuando llegamos ya estaban cerrados, por lo que no tuvimos mas opción que seguir nuestro trayecto hacia uno de nuestros lugares favoritos: un Book Off!!!!! Ahí Pato se sumergió en sus juegos y yo en el mundo de Ghibli, y después de gastar unos buenos yenes nos devolvimos a la casa, ultra cansados y con hambre, por lo que nuestro próximo destino fue recorrer la calle de los restaurantes. Ahí nos metimos a uno que tenia fotos de los platos (eso es vital para pedir comida, a pesar de que en muchas partes igual tienen carta en ingles) y nos devoramos nuestras comidas exóticas con arroz (obvio) y hamburguesa para Pato, y unas carnujas tipo churrasco para mi, ademas de tomarnos unas buenas chelitas que nos dejaron con la guatita llena y la cabeza lista para un buen tutito reponedor.

El segundo día en Nara empezó mucho mas relajado que los días anteriores, porque la camita estaba tan rica que no nos dejo salir de ella hasta como las 9. Tipo 10:30 tomamos de nuevo nuestras bicis y volvimos a visitar los templos que ayer encontramos cerrados, pero esta vez pudimos entrar y quedamos realmente asombrados de lo enormes y hermosos que eran. En los dos grandes salones principales había estatuas de Buda con muchos adornos y detalles simbólicos y mucho color alrededor. Ademas, habían dos grandes pagodas a los costados, una de ellas en reparación, lo que habla de lo cuidadosos y respetuosos que son los japos con sus lugares sagrados, los que siempre están en perfectas condiciones.

Después de visitar todos los rincones de esos templos budistas, tomamos nuestras bicis rumbo al centro, donde volvimos a la típica callecita de restauantes, a buscar un lugar que nos habían recomendado, donde cocinaban Okonomiyaki, una especie de omelet que preparaban en tu propia mesa, donde al medio había una placa que se calentaba para preparar in situ nuestros exóticos platos tradicionales. Obviamente, yo me fui por la versión menos rara, con papas y queso, y Pato comió uno que tenia calamares y cerdo bañado en salsa agridulce y semipicante. Según Pato, un manjar de los dioses. La verdad es que el lugar estaba buenísimo y mi plato también quedo espectacular, por lo que disfrutamos a concho ese mega almuerzo.

Al terminar, subimos como dos o tres cuadras hacia un mini cerrito donde estaba el parque de Nara, el lugar donde los ciervos te persiguen para que les des comida y los lugareños te venden unos pastelitos hechos como de barquillo para que vivas la experiencia de darles de comer a los bambis... demasiado adorable!!!!!

Ahí mismo se podían visitar varios templos y pagodas, la gran mayoría budistas, llenas de estatuas y representaciones de deidades relacionadas. El mayor atractivo era el templo Todaiji, que es la construcción de madera mas grande del mundo (hasta 1998, año en que lo supero otra cosa, no sabemos que), y ahí pudimos maravillarnos con otro de los Daibutsu o Budas gigantes de Japón.

La estatua estaba dentro del templo y era enorme, igual de imponente que sus antecesoras. El templo era asombroso, sin tantos detalles pero de una majestuosidad impresionante debido a sus enormes dimensiones. En general, todo en el parque de Nara era hermoso, el verde de la naturaleza, los ciervos y los templos presentaban una postal demasiado linda y única. Lamentablemente -y como en la mayoría de los lugares de Japón- el templo cerraba a las 17:00 por lo que la visita fue bastante corta. Sin embargo quedamos muy felices y en mi caso, con el corazón demasiado contento de haber conocido los tres Budas gigantes que existen en todo Japón.

Al regreso, pasamos a comernos un heladito para descansar un poco de las bicicletas, y ahí empezamos a programar lo que se viene del viaje, porque nuestra visita a Nara marca exactamente la mitad de nuestro periplo por las tierras Niponas.

Para terminar, volvimos a nuestro hotel con dos chelitas y una porción de sushi que comimos mirando nuestras compras y haciendo un pequeño recuento de lo que han sido estos 9 días en Japón. Realmente un destino fascinante!!!!

Ahora estamos preparados para empezar la segunda parte de nuestro viaje, que incluye nuestra estadía de 4 días en Kyoto, una visita a Hiroshima y la isla de Miyajima, un día en Osaka y un par de días mas en Tokyo. Aun queda mucho por recorrer!!!!



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