lunes, 18 de mayo de 2015

Crazy Osaka!!!!


Partimos nuestro décimo quinto día en Japón con las mochilas a la espalda para dejar Kyoto y tomar el tren hacia Osaka, la ciudad kitch de los letreros de neón, el carrete nocturno y los carteles animatronicos que se movían y te invitaban a entrar en los millones de restaurantes y tiendas comerciales del sector mas popular del lugar.

La primera impresión es justamente esa: wow!! Un lugar lleno de colores, movimiento, muchas luces, gráficas ochenteras y mucho comercio de todo tipo, demasiado tentador para el único día que estaríamos allá, por lo que apenas encontramos el hotel, dejamos nuestras maletas y salimos a recorrer las locas calles de Osaka.

A penas tomamos el metro, fuimos a Shinsekai, el barrio antiguamente denominado como el "nuevo mundo", un vecindario popular con onda ochentera, que fue construido con una visión futurista a principios del siglo pasado, pero que con el paso del tiempo y debido a la guerra, se quedo estancado en la onda retro de los 70-80, donde destacan sus enormes carteleras antiguas y sus calles laberínticas, ademas de la torre Tsutenkaku, una especie de torre Entel (camiseteada) con cabeza de Mazinger Z (un robot mítico de la animación japonesa de los 70), una cosa media extraña pero que es un icono de este singular barrio de Osaka.

Después de pasear por las cocinerias y los bares donde los viejos figuraban jugando damas chinas, salimos a una calle un poco mas moderna y entramos directamente hacia el barrio de la electrónica y los juegos de video, llamado Denden Town. Ahí perdí a Pato nuevamente, porque se sumergió rápidamente en el mundo de los videojuegos y monos japos, mientras yo me di ochocientas mil vueltas buscando algún lugar que me entretuviera, sin mayores resultados mas que una tienda tipo Preunic y una gran juguetería.

Después de cerca de dos horas buscando y comprando juegos, logre que Pato decidiera ir a almorzar (yo moría de hambre, eran cerca de las 15:30) y nos encontramos con un mítico lugar de Okonomiyaki, donde devoramos nuestros omeletes y donde finalmente decidimos que era el momento de separarnos, por primera vez en nuestra estadía en Japón. Yo me fui hacia el sector de las tiendas de ropa y comercio variado que quedaban cerca del hotel y Pato volvió de piquero a su sector de juegos y quedamos de encontrarnos en dos horas mas en el hotel, acuerdo que funciono a la perfección y que nos permitió andar a nuestro propio ritmo, ver las cosas que a cada uno le interesaban y gastar mucho dinero en lo que cada uno creía importante. No creo que eso necesite mas explicación, cierto?

La cosa es que a las 18:30 en punto nos reencontramos en el lobby del hotel, cada uno con 83468735 bolsas de compras y la cara llena de risa después de un desenfrenado día de consumo capitalista en Osaka.

Después de instalarnos en el hotel (no habíamos podido hacer check in aun) y de mostrarnos nuestras compras mutuamente, decidimos salir a buscar un pub donde tomar y comer algo. Ahí caminamos nuevamente hacia la parte mas céntrica de Osaka y vivimos de noche la locura de los carteles en movimiento, los juegos de luces de los edificios y la animada vida nocturna del lugar. Lo importante, fue que encontramos un bar irlandés donde habían cosas occidentales tipo papas fritas y hamburguesas y donde nos tomamos unos ricos shops de cerveza japo. Y para terminar, otro de los puntos mas altos de nuestro viaje: nuestra experiencia en un karaoke 100% japonés.

La verdad es que quedamos demasiado felices con la dinámica. Lo mas sorprendente es que es todo súper pro, a la entrada te dan una pieza que sale aprox 13 mil pesos chilenos, lo que incluía una hora de karaoke y dos cervezas.
Lo divertido es que todo es muy distinto a los karaokes de Chile. Acá es en privado, te metes en una pieza con una mesa al centro y con una tele al fondo, te pasan unos controles tipo Tablet donde buscas, seleccionas y envías la canción a la pantalla y te dan un par de micrófonos para que tu desafinación suene aun con mayor intensidad. Ustedes ya se pueden imaginar el show que teníamos los dos, muertos de la risa con la experiencia freak, cantando desde canciones de Disney hasta Linkin Park y Metallica, sin dejar de lado las clásicas de Backstreet Boys y Christina Aguilera. Todo un espectáculo, considerando que todas las canciones estaban en ingles y entre la dificultad de cantar "Under the Sea" o "A friend like me" en ingles y las desafinaciones para llegar a los agudos de Christina, teníamos un gritadero de aquellos, pero todo era demasiado divertido.

Al final, la hora se hace nada y se pasa demasiado bien, por lo que descubrimos que el panorama no es nada de barato pero sin duda es uno de los carretes favoritos de los lolos japos. Incluso pensamos que el sistema podría servir en Chile, la cosa privada le da un toque y te permite desentonar sin pasar vergüenzas, demasiado bueno!!!!

Así que a eso de las 12:00 volvimos al hotel muertos de la risa y felices de nuestro apretadisimo día en Osaka. Un destino que merece por lo menos dos o tres días, para el que viene con mas tiempo y puede hacerlo. Súper recomendable!




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